Siempre al otro lado, en el costado ignoto de lo imposible, sueña, peregrina el alma, con quimeras intangibles. Estrellas de sílabas pueblan la noche del poeta, con titilar métrico, en galaxias de poemas. Qué lugar ocupa la razón en el corazón de la herida, es causa perdida para un amor que nunca cicatriza, para un anhelo que jamás termina. Amar es una enfermedad que solo tiene fiebre de subida. Mi amor es luz de lejanos soles, que bañan de azul el presente, aunque murieron en el pasado. El otro lado del alma es emoción que viaja más rápido que toda luz del universo.