No hables para tener razón, habla para hacer soñar al corazón. No hagas de cualquier diálogo un acto para tu condescendencia, ni una legítima defensa de una agresión que nunca recibiste. El oído condicionado escucha amenazas en el canto de las aves. No solemnices lo evidente
No hay comentarios:
Publicar un comentario