Espérame tú con tus manos extendidas y yo las vestiré con anillos de estrellas. Te llevaré hasta otro bosque, al final de la pradera de mis sueños, donde otros árboles de deseos, darán forma a tus anhelos. Pondré como peldaños todos los cielos que en mi corazón se esconden, para que asciendas por ellos. Tú me consolaste como hombre y yo, te regalaré a Dios entonces para que juntos bebamos en la fuente de Su amor.
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