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viernes, 2 de mayo de 2014

La Ventana.

Tras el cristal de las ventanas el tiempo del ayer y del mañana se fue diluyendo. Una lluvia clara de emociones se desliza en torrentes de vierte aguas, mi ser se escapa, vidrio y madera resbalando, hasta la acera. Y una lágrima furtiva, confundida, se diluye distraída en su recuerdo. ¿Fui feliz?, es cierto, pero solo en el momento en que lo decía y luego llegó la agonía vestida de irrealidad. Una vez lo conocí, ¿Fue el amor dijiste? No, lo fue su ideal. Y esta idealidad reemplazó la soledad del poeta. Quien ama de forma abierta, lo hace desenterrando el alma de su quimérico trance.

Enviado desde mi smartphone BlackBerry 10.

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