Hay una nota que siempre pende, querido payaso ausente, en el abismo indiferente de tu saxofón. Viejo payaso de la risa, una lágrima dibujada en la cornisa de tus ojos llora por mí, mientras haces sonar la melancolía convertida en melodía de la calle. Acompañas el circo de la vida bullicioso, perdido en un rincón hermoso de mi ciudad. Tus notas me embriagan de ayer, perfuman mi soledad con almizcle de estrellas, y vuelve un muchacho borracho de palabras, embriado de silencios, a escucharte cada dia. El niño soñaba con ser artista y el circo de tres pistas de la vida, se le quedaba pequeño. Quedó suspendido el sueño en tu música, ayer hoy y mañana quedaron dentro del circo, porque el arte que anhelaba era silente esperanza, preñada de eternidad.
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