El Ego es el valido del Rey dormido del alma. El poeta el mercader escondido que cruza las murallas de los sentidos disfrazado, para colocándose a su lado en el lecho, susurrando emociones, despertarle de su sueño. Porque siendo dueño de la ciudad, entregó en falsa caridad su cuidado a su valido. Duerme con el corazón herido en la llaga de amor por donde Dios se derrama en su locura creadora, esperando esa otrora, afortunada del alma, para acudir enamorada a su encuentro.
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