La verdadera naturaleza siempre termina por hacerse manifiesta. La serpiente cambia de piel, pero no deja por ello de ser serpiente, porque todo es apariencia en ella. En cambio la mariposa deja la esencia del gusano en el capullo para volar en libertad, porque todo es interno en ella. No importa que forma adopte la serpiente, siempre termina comiendo ratas. La mariposa más humilde tiene a su alcance el néctar de las flores. El guerrero es una mariposa que maduró en el capullo de acero de su armadura. Vuela lejos del alcance de cualquier polémica de serpiente.
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