Cargado con cadenas de recuerdos, vengo prisionero de Tú alma. Encuentro en tu mirar la calma que me quema en la añoranza de tu ausencia. El tiempo dictó sentencia y me diluyo en el arruyo de los días y el murmullo de tus noches, donde un quedado susurro me dice que pronto el hilo de emociones que agrieta mi corazón, será torrente y convertido en nueva fuente para el hombre, saciaré la sed de mi destierro en él.
Enviado desde mi BlackBerry® de Fundación Dharma
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