Páginas

miércoles, 25 de septiembre de 2013

La Gota.

Fui, en esta boda pagana, un forzado del mañana, invitado de algún capricho presente que al día siguiente, duerme silente borracho de palabras, embriagado de silencio, sobre alguna mesa cuando acabada ya la fiesta los cinco músicos eran ya los últimos en salir por la puerta con el compás desafinado de sus instrumentos, cuya melodía, siempre inacabada, se pierde a lo lejos. El resto de comensales vanales, hace tiempo que se fueron ,sin reparar en él,con su inenarrable discurso gastronómico, vómito oscuro tras la fiesta, menguado banquete de indiferencia, bacanal absurda para mayor gloria del dios mudo de este mundo. Cambiarle el nombre al ego para llamarle "egloria" es égloga de la discordia en un nuevo nacimiento, y sigue siendo subir y bajar de la noria, en la feria donde todo se hace en memoria de uno mismo y donde todo finalmente se arruina de olvido.

No hay comentarios:

Publicar un comentario