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lunes, 7 de octubre de 2013

Solo se Vive una Vez.

Se abrió la puerta y un cuchillo de luz desafilado de ocres partió mi vida en el ocaso. Sin hacer el menor caso al amor crucé el umbral pensando, "total solo se vive una vez". Y yo rehén de la inmadurez encuentro desde entonces un millón de muertes cotidianas. Tan poca vida para tanta muerte es la sutil herida por donde se desangra mi suerte. No me mata el hambre, me mata el hombre famélico de anhelos, desnutrido de emociones. Desleida en agua de razones pinta paisajes mi alma, lugares imposibles, mundos de acuarela, donde todo manjar vuela diluido con la lluvia del tiempo. Panes de bodegón alimentan fantasías, naturaleza muerta, pintura desierta de sabores, el cuervo loco de mis deseos se desespera con uvas de óleo. Poco a poco me acerco a la puerta, aquella que dejé a mi espalda, la misma que Dios mantuvo abierta para mi alma, porque es cierto que solo se vive una vez, ahora lo sé y esa vez es para siempre.

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