Sobre un papel en blanco escribí tu nombre, y el niño que vive en mi, hizo con él un barco que puso luego sobre la mar. El barco se hizo gaviota y tu nombre comenzó a volar lejos de mi hombre, camino a la eternidad. Quedó el niño llorando por su barco, y el hombre sobre la playa observa desde entonces las gaviotas, bandadas de barcos de papel de amor, que todas las almas de los poetas dejaron escondiendo tus miles de nombres sobre la mar.
lunes, 30 de diciembre de 2013
jueves, 19 de diciembre de 2013
Espera.
El amor es una eterna espera, un aliento que no llega para llenar los pulmones. Da razones a la vida, y vida a la razón del hombre. Y si amar un imposible es quimera, no me importa porque queda la emoción prendida con el imperdible del anhelo, trayendo el eterno consuelo que Dios puso en mi alma. Amar no tiene tiempo infinitivo, porque es tiempo infinito, un pálpito en donde habito, en este recóndito escondite de ternidad. Soy libre para amar la esclavitud del Dios que me preside, a quien persigue mi ser encendido, buscando el oculto nido, donde ingrávido resido en su silente corazón de estrellas.
Personajes
Personajes escondidos que anidan en abrigos deambulan sin sentido por la calle. Escaparates de ofertas disparate, asaltan la mente, y en la frente arde costumbrista la fiebre sensorial, estacional, otra vez es Navidad; y de nuevo camino en soledad por las aceras de mi vida, luchando y sin cerrar la herida que se abrió en el corazón. La razón es prisionera de la espera de un mañana que no llega y rehén del ayer que se diluye en la acuarela del tiempo. El aliento se recorta en la calle del comercio, es la vida que se acorta en cada respiración mientras se pone atención viendo que se compra, mientras todos ya se venden. Ilusión sobre ilusión, un clavo de mago que saca otro clavo para esconder la muerte. No maldigo mi suerte pues es fortuna, ya que si oportuna me ofrece un amor que no se compra, soy yo alma que no se vende. Y sí, es nuevamente Navidad.
viernes, 6 de diciembre de 2013
Pasado.
Por fin habló aquél que tenéis delante de vosotros, y cayendo de mundos ignotos, vino a vivir el alboroto de los hombres. Tiene el pasado vivo aunque no puede vivir de el y presente siempre a la muerte aunque no puede morir de ella. Vino buscando las huellas que dejó su maestro, lo hizo siguiendo la estrella titilante de un amor que fue su norte. Dejó en el sur todos los reinos para gobernar sus emociones, buscó por los rincones del universo, entre el polvo de los cometas, aquellas frágiles siluetas que se recortaron en sus pupilas sobre un lejano horizonte de los días. Vino para saber del hombre en su fragilidad, para gobernar la debilidad que su forma encierra, para probar el nectar de amor inmortal que su corazón esconde. No hace falte que llames, él ya te responde, porque conoce las respuestas, solo quien carga a cuestas con una pena que no le corresponde, puede entender al hombre cuando se queja.
martes, 3 de diciembre de 2013
Un Par de Canciones
Sólo te escribí un par de canciones, y en mi corazón hecho jirones se quedó a vivir por sus rincones tu imagen en su nido de emociones, en la cara oculta de mi soledad, allí donde ahonda la orfandad de todos los sueños perdidos. Jugué con mi anhelo de poeta y tocando entre las teclas de mi piano, planetas excéntricos, perdí mi propio centro que volaba impregnando las notas con su perfume. Lo imposible se resume en el verbo amar, y en una suma de intangible duplicidad, la misma que esquiva agacha su mirada para esconder su culpabilidad. De vuelta en mi vieja taberna me siento frente al piano, y cuando levanto de nuevo su tapa, se desatan en vuelo presuroso, bandadas de palomas negras y blancas, que se escapan por las ventanas tras haberse alimentado con las migas de mi tiempo.
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