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lunes, 2 de mayo de 2011

Amé...

Amé, Dios es testigo, mas no dejaré conmigo ningún rencor. Si la flor que buscaba era real pero floreció a destiempo, no fui yo, sino el tiempo quien la cubrió de espinas. Ya no es tiempo de rosas, pero siempre puedo volver a mis viejas amapolas, que ahora se han vuelto nuevas en mi ausencia

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