Siempre hubo un tiempo en el que todo fue posible, la semilla había llegado a tu jardín para ser árbol. Simplemente dejando un poco de tiempo al tiempo para que actúe. Pero la prisa en forzar el fruto que sólo pedía tiempo, hizo que el árbol de la vida te negara su alimento. No se pueden varear los mangos como si fueran olivos, con el castigo destruyes los frutos. Ahora sigues en soledad, vareando un sueño
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