Hubo una vez un maestro ladrón, llamado el "Maese Espejos". Su habilidad consistía en esconderse en mil reflejos para deslumbrar a sus víctimas, manteniendoles lejos de su antención. Estas perecían porque en su taimado engaño les hacía creer que eran ellos y no él el culpable se sus desgracias. Quiso, osado, hacer presa de su engaño a una hermosa dama, y cuando desplegaba lo mejor de sus reflejos, quedaron rotos sus espejos, y expuesta la vergüenza de su engaño. Aquella dama hermosa era La Justicia quien lleva una venda en los ojos para no dejarse engañar por ningún Maestro Espejos.
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