Me embriagué con tus palabras bebiendo de la copa de tus labios. Me serené con tus silencios cuando se rompieron las cadenas de tus brazos. En el océano de emociones nos encontramos los dos náufragos. Arrastrado por el viento de la vida quedé varado de recuerdos sobre arrecife de los días, en mitad del mar pupilar de mis anhelos. La resaca es un hondo dolor por acciones del pasado, y yo apurando el vaso en la taberna del olvido, quedé dormido sobre la barra de tus recuerdos. Estrellas de calendario amarillento me hacen, desde entonces, guiños cotidianos.
Enviado desde mi BlackBerry® de Fundación Dharma
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