Es mejor amar y haber perdido, que ganar la soledad de nunca haber vivido en la emoción por hacer cuentas de intercambio. Querer soñar es ganar la libertad de vivir enamorado de un sueño. El amor no tiene dueño y no se le ajustan cuentas, no es hacienda de lujo para objetos materiales, es morada de paredes desnudas, nueva criatura en cada sentimiento. No admite arrepentimiento, y solo los despojados serán satisfechos por él.
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