
Era dama en el desierto, acierto pleno en la belleza del silencio de arena, que jugaba en su melena de dunas doradas. En la oscuridad de su almohada, perdida de estrellas de plata, la noche la miraba con millones de ojos ávidos de esperanza; y una luna blanca de nácar inmenso, se asomaba sonrojada por el horizonte de arena del tiempo, pero valía la pena el sonrojo. Y yo maldecía la tienda que encerraba sus ojos negros. Soy la luz de una lejana hoguera que arde próxima a la frontera donde acampan los locos de amor, y miro desde lejos y siento desde cerca que cruzando por fin la anhelada puerta de su tienda, habrá concluido al fin mi travesía del desierto. Si el amor es locura o cordura, yo no acierto a darle explicación, solo sé que sin emoción enloquezco y sin amor no puede haber cordura.
No hay comentarios:
Publicar un comentario