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domingo, 12 de mayo de 2013

Imortalidad


Hay cosas que nunca mueren porque prevalecen silentes y calladas en la sosegada calma de un sueño de amor. Preservadas desde su origen, acerrife milenario donde encalló el barco visionario de mis sueños de poeta. Tanta muerte seguida de su vida correspondiente, peces de los días en el río afluente que converge con el de la eternidad de Dios en el delta de la fe. Alargo mi mano desde el barro hacia lo alto, este tarro planetario me contiene y veo nostálgico luces en el cielo, que con su cómplice movimiento me traen lejanas noticias de mi gente. Mis lágrimas son estanque donde donde se refleja la luna... y las dos y las tres de la mañana me sorprenden espoleando versos para galopar universos, migas de planeta que la mano inquieta del Dios que me alimenta en los latidos, dejó esparcidas, marcándome la salida, el día en que mi corazón convertido en nido, se desprenda en mortales sin sentidos para gritar te amo nuevamente.

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