Otra vez te digo adiós porque el adiós siempre gana, acudo a la batalla nuevamente y el hola se diluye en la desgana tras los cascos de mi caballo. Salí a cabalgar el universo dejando rastro de mi humanidad. Lo hice de soslayo, entre las costuras del tiempo, atravesando el desierto de mi corazón para llegar a la emoción del alma. Hoy me invade una extraña calma, ya no siento otra añoranza ni mantengo otro horizonte que el del viento cálido que mueve la brisa de mi estandarte. Ahora tengo por todo arte amar... amarte en cualquier parte.
Enviado desde mi BlackBerry UCAM
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