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jueves, 27 de junio de 2013

El Amor es una Herida

Hoy al agitar las ramas del viejo álamo de nuestro jardín tras la tormenta, la lluvia de de tus recuerdos calló nuevamente sobre mí.
El amor es una herida profunda y oscura como la piel del universo, como la faz de Dios que con sus ojos de estrella me mira. Se olvida el tiempo perdido y cuando vuelve el pulso al dormido corazón, suspira en cada latido, en un nuevo sin sentido de separación.

El amor es un viejo dolor como el reuma del anciano, siempre le duele de fondo al hombre que se agita en mi razón cuando alarga su mano hacia la vida. Las horas de mi reloj me dicen que el tiempo no pasó, porque al cronómetro de mi amor le falta siempre una manecilla, y no le pasan los minutos aunque me marque distintas horas de la vida.

Mis lágrimas son olas de nostalgia sobre la playa de mis ojos cuando contemplo el ocaso de tus recuerdos. Pero hoy, tras la última tormenta del hastío, el amor nos volvió, por fin, dos marineros con brújula y con puerto, no importa que la gente diga, al ver las lápidas junto al viejo huerto de nuestro abandonado jardín, que estamos muertos...
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domingo, 23 de junio de 2013

Fue San Juan

Fue nuestro amor como una noche de San Juan, la más corta, y al saltar sobre la hoguera quemé mi libertad en la profunda oscuridad de tus ojos primavera, entrando yo en el otoño de mi alma. Desde entonces amanece con mas calma y al pasar luego presuroso el día, para ser lenta la agonía de la noche, quedo prisionero en los broches de estrellas que prenden esperanzas en el aroma a olvido de la fragancia nocturna de mi corazón.

No le doy mas razón a la locura pues ya soy razonablemente loco, en la cordura del poeta, atadura de sueños en el puerto donde convergen todos mis naúfragos anhelos. Chispas diminutas de un te quiero ascienden presurosas esta noche, llenando los cielos con efímeros destellos de un amor. Y es la melodía de una flauta que se esconde en el bosque quien me llama, me anima a cruzar la frontera de lejanos universos, de galaxias ignotas que viven remotas agrupadas en el sueño inefable del alma humana.

Esta noche como aquella no debiera tener un mañana, y arropados en suspiros permanecer silente en el silencio de tus manos. Aquella noche pasó, en esta pasaron ya mis años, no habrá otro amanecer para mí, y el guerrero antaño que fui vino una vez más hasta ti para decirte que te amo. Luego me callo y el poeta desfallece en su fiebre de estrofa y rompiendo la crisálida de versos, surge un hombre nuevo junto a las cenizas de mi última hoguera de San Juan.
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jueves, 20 de junio de 2013

Te Leo Cada Mañana

Te leo cielo cada mañana, cuando nada mas amanecer abres el libro azul de tu mirada. Dejas atrás soñada noche de anhelos, en el duermevela constante de un lejano te quiero. Palabras gaviota que persiguen el barco de los sueños.

Te leo cielo, cada mañana te leo, en el suelo de mis pasos, en el tropiezo, en mis fracasos, al levantarme para curar mis heridas mirando hacia lo alto yo te leo.

En el espejo claro del estanque de mis deseos corren nubes veloces, etéreas voces del pasado, acomodados rincones de melancolía, y yo sentado en la orilla del lago miro con pupilas infantiles los añiles proyectados, de cada futuro pasado, de cada presente olvidado.

Fui soldado mi cielo, y el héroe desterrado de todas las tragedias, payaso en la comedia de la vida. El pianista ensaya inagotable sobre su piano, el poeta lo hace en el instrumento de su vida, sobre las teclas heridas, blancas de amor, negras de traición, aquellas, cielo amado, que se abrieron al costado del corazón, cuando la palabra hecha emoción se desbordó en un te amo por la fuente de sus labios. Morir no es un fracaso, es un nuevo paso que di amada mía para alejarme del ocaso.

Te leo... Siempre te leo, incluso estando ciego, te leo cielo, siempre, si siempre pudiera abarcar lo eterno, y saciar el hambre de mi hombre, la carga sobre mis hombros, te leía antes, ahora lo entiendo, te leo pues entonces...
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Quiero Dormir Poesía

Quiero dormir poesía, poesía quiero dormir, que antañas estrellas de fantasía me velen cuando sueñe con vivir.

Quiero vivir poesía, poesía quiero vivir y sangrando entonces mis heridas serán manantial de nueva vida, cuando viva por soñar.

Que alcance al fin el lugar donde de la vana prosa converso, me quede a vivir en el verso singular de tu mirada. Y acabando la jornada pensaré, si esta noche es una más o vino a quedarse para siempre... Que más da si soy torrente nuevo de esperanza, afluente de emoción en el río de añoranzas, el que desde su nacimiento corría veloz hasta el océano crepuscular, en cuyas orillas el mar derriba castillos de sal en el interior de un cósmico reloj de arena.

Si vivir la humanidad valió la pena, si rompiendo las cadenas alcancé mi libertad, fue poesía por soñar la vida, por vivir un sueño. Y siendo al fin el dueño en mi destino, encontré recorriendo tus aceras de poema, en las calles de la vida, poesía, el camino.
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viernes, 14 de junio de 2013

Una Larga Noche

Fue una larga noche, y la oscuridad hecha reproche me dijo: Déjalo ya. Siempre amanece de nuevo en el mar de los recuerdos del alma. Nada permanece en calma y de cuanto adquiere el hombre de madrugada, su sueño de almohada desvanece al pagar luego con creces en su moneda de ocaso al atardecer.

Luego dejé marchar mi vida con tu muerte, y si la suerte en su capricho preciso, en la forma del destino, me hizo su esclavo, alcancé luego mi libertad ahondando en la orfandad del hombre. Otrora con la muerte regresó hasta mi la vida, y hoy navegando en el mar de los recuerdos nuevamente, soy balandro que arrastra la corriente de emociones, hasta la playa donde tracé la raya de partida de todos mis afectos. El hoy siempre es perfecto y será por fin un largo y hermoso día...
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jueves, 13 de junio de 2013

Amo la Poesía

Amo la poesía, porque siendo el hombre fantasía divina que emana de la nada inalcanzable, hace inagotable en la misma forma el torrente de emociones que se desborda en el corazón. Donde la sinrazón de la materia impera, yo hago mía la novela del tiempo, y cruza lisonjera el alma de ancestro el río de los días y sus riberas, buscando nuevas primaveras de inmortalidad en un verso. Surgí detrás de un padre nuestro, para dejar la oración de peticiones, y escondido en los rincones de Su tiempo, gritar, Amado mio.

Amo sí la poesía porque es la única melodía que no precisa de instrumento, y si breve fue la vida, eterna es la herida de amor que me causa. Ya no hago pausas ni estaciones en mi viaje, ya pagué cualquier peaje en las cicatrices del traje de mi cuerpo. La ciencia ciega dirá que he muerto, y mi poesía riendo hablará, que dejé la soledad de la compañía del mundo, para adentrarme fecundo en el bosque donde cada árbol es un poema y cada fruto un verso, y a lomos de la poesía alcancé la lejana estrella que marca la frontera de este universo. Me marché siendo aprendiz y maestro, escapando por el silencio que habita entre los dos te quiero donde mi alma de marmita, palpita en sus emociones llena de recuerdos.
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Amo la Poesía

Amo la poesía, porque siendo el hombre fantasía divina que emana de la nada inalcanzable, hace inagotable en la misma forma el torrente de emociones que se desborda en el corazón. Donde la sinrazón de la materia impera, yo hago mía la novela del tiempo, y cruza lisonjera el alma de ancestro el río de los días y sus riberas, buscando nuevas primaveras de inmortalidad en un verso. Surgí detrás de un padre nuestro, para dejar la oración de peticiones, y escondido en los rincones de Su tiempo, gritar, Amado mio.

Amo sí la poesía porque es la única melodía que no precisa de instrumento, y si breve fue la vida, eterna es la herida de amor que me causa. Ya no hago pausas ni estaciones en mi viaje, ya pagué cualquier peaje en las cicatrices del traje de mi cuerpo. La ciencia ciega dirá que he muerto, y mi poesía riendo hablará, que dejé la soledad de la compañía del mundo, para adentrarme fecundo en el bosque donde cada árbol es un poema y cada fruto un verso, y a lomos de la poesía alcancé la lejana estrella que marca la frontera de este universo. Me marché siendo aprendiz y maestro, escapando por el silencio que habita entre los dos te quiero donde mi alma de marmita, palpita en sus emociones llena de recuerdos.
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miércoles, 12 de junio de 2013

Acariciando Sueños

Quise acariciar un sueño, rasgando con mis manos el velo secreto de tus labios. La palabra descarnada entre mis dedos apareció entonces, por la comisura de silencios de la puerta del palacio de tus actos. El amor se fue muy deprisa y el recuerdo siempre tan despacio. Habito en la memoria silente de Dios sabiéndome despierto en mitad de Sus sueños. Soy el dueño de mis obras y el esclavo a un solo tiempo.

Hoy, sin arrepentimiento, haciendo a un lado las páginas amarillas del calendario, espigas secas de mis días, doradas bajo el sol de la añoranza, vivo al fin en la esperanza de un diario presente. El ayer ya se hizo ausente, y si el mañana será de nuevo la vieja muerte, elijo vivir presentes y bebiendo de la fuente de mi alma, calmar mi sed peregrina, esa que asalta al hombre en cada esquina donde doblan los sentidos.

Alcanzaré por fin la paz, y me iré sin hacer ruido, con el último latido, en el postrer paso que dará mi personaje sobre el escenario, y el teatro milenario sus puertas cerrará y serán blancas alas de paloma aplauso de libertad, allá por donde Dios se asoma en su bostezo universal, antes de volver a soñar una nueva arquitectura.
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lunes, 3 de junio de 2013

El Amor es una Herida

Hoy al agitar las ramas del viejo álamo de nuestro jardín tras la tormenta, una lluvia de gotas del agua de tus recuerdos calló nuevamente sobre mí.

El amor es una herida profunda y oscura como la piel del universo, como la faz de Dios que con sus ojos de estrella me mira. Se olvida el tiempo perdido y cuando vuelve el pulso al dormido corazón, suspira en cada latido, en un nuevo sin sentido de separación.

El amor es un viejo dolor como el reuma del anciano, siempre le duele de fondo al hombre que se agita en mi razón cuando alarga su mano hacia la vida. Las horas de mi reloj me dicen que el tiempo no pasó, porque al cronómetro de mi amor le falta siempre una manecilla, y no le pasan los minutos aunque me marque distintas horas de la vida.

Mis lágrimas son olas de nostalgia sobre la playa de mis ojos cuando contemplo el ocaso de tus recuerdos. Pero hoy, tras la última tormenta del hastío, el amor nos volvió, por fin, dos marineros con brújula y con puerto, no importa que la gente diga, al ver las lápidas junto al viejo huerto de nuestro abandonado jardín, que estamos muertos...
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