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jueves, 27 de junio de 2013

El Amor es una Herida

Hoy al agitar las ramas del viejo álamo de nuestro jardín tras la tormenta, la lluvia de de tus recuerdos calló nuevamente sobre mí.
El amor es una herida profunda y oscura como la piel del universo, como la faz de Dios que con sus ojos de estrella me mira. Se olvida el tiempo perdido y cuando vuelve el pulso al dormido corazón, suspira en cada latido, en un nuevo sin sentido de separación.

El amor es un viejo dolor como el reuma del anciano, siempre le duele de fondo al hombre que se agita en mi razón cuando alarga su mano hacia la vida. Las horas de mi reloj me dicen que el tiempo no pasó, porque al cronómetro de mi amor le falta siempre una manecilla, y no le pasan los minutos aunque me marque distintas horas de la vida.

Mis lágrimas son olas de nostalgia sobre la playa de mis ojos cuando contemplo el ocaso de tus recuerdos. Pero hoy, tras la última tormenta del hastío, el amor nos volvió, por fin, dos marineros con brújula y con puerto, no importa que la gente diga, al ver las lápidas junto al viejo huerto de nuestro abandonado jardín, que estamos muertos...
Enviado desde mi BlackBerry® de Fundación Dharma

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