Quien carece de razones, se carga de argumentos. Argumentar no otorga razón alguna
miércoles, 22 de junio de 2011
lunes, 20 de junio de 2011
Te recuerdo es...
Tu recuerdo es una idea que pintó en sepia mi corazón y que sin ninguna razón me atormenta. Cincuenta años se asentaron en mis canas y abreviaron el mañana. La muerte sobre la playa, sobre la cama, olor y color en tantas batallas. Extinción momentánea de la conciencia, para recuperar de la inconsciencia en otro cuerpo mis anhelos. Volveré a los lejanos cielos de donde mi alma, peregrina de sus sueños, partió
sábado, 18 de junio de 2011
Es pronto para...
Es pronto para entender y tarde para aprender porque siempre fue tan fugaz el cariño y tan locuaz el olvido. Pero Dios siempre tuvo algún motivo oculto para todos y cada uno de tus actos. Nuevamente vuelo, sobre alas de acero, a otra ciudad. Encontraré descanso otra vez en la soledad de un aeropuerto. El destierro es un sastre de hierro que forjó mi corazón
No hay olvido...
No hay olvido, sólo el retiro voluntario de la consciencia para seguir viviendo. Los ángeles nunca olvidan ni se diluyen en el vino, en mitad de la borrachera de los hombres
viernes, 17 de junio de 2011
Soy afortunado...
Soy afortunado al azar, en esta vida al azar, en este planeta al azar, orbitando una estrella al azar, en un rincón al azar, de una galaxia al azar, en un rincón al azar, de un cúmulo de galaxias al azar, que orbita al azar en algún lugar al azar de un universo manifestado al azar. Soy feliz por poder gritar azarosamente que te amo
miércoles, 15 de junio de 2011
Dibujo sonrisas...
Dibujo sonrisas como un mimo, para tapar muecas de dolor, las que destiñó el olvido en mi destino. Este oficio de lavar carbón en la conciencia de los hombres me ha enseñado que no importa cuanto frote, siempre sale negro. Pero a veces un pequeño milagro se produce, el carbón se rompe y de su interior se manifiesta un diamante
domingo, 12 de junio de 2011
Todas las flores...
Todas las flores son perfectas igual que todas las horas que viví; porque me enseñaron que no nací para rendirme. Ahora ya estamos aquí, eternamente aquí, en el punto cardinal donde confluyen los nuevos seres
Solo tus pupilas...
Solo tus pupilas dibujarán el paisaje de la eternidad, cuando cansadas de mirar por mirar, quieran ver con los párpados cerrados la silente luz del alma. Nada de lo que te fue conocido se verá en ese lugar y una lágrima, tímida como tu rubor, servirá de fugaz espejo a la muerte
El drama...
El drama del así llamado religioso es que todas las veces que pidió a Dios algo, lo hizo para pedir algùn don para él mismo o para alguien de su familia o amigos. Que afortunados aquellos que nunca piden para si sino para toda criatura que palpita con la vida en el universo. Ellos se encuentran llamando a las puertas del verdadero amor
viernes, 3 de junio de 2011
La realidad
Siempre hay un abismo que separa tus sueños de tus posibilidades. Este se acrecienta cuando el ego no te permite ver el puente que se te ofrece, y elige sentirse triunfador usando su propia cuerda, la cual se descuelga hacia el vacío. Quien no utiliza el puente del Maestro del Corazón, queda colgado en sus anhelos.
Krishnadas Acarya
El navío
No trates de aplicar la lógica emocional del sentimiento humano al mundo celestial. El primero está siempre afectado por las trazas del pensamiento y el intelecto material, por muy espectacular que parezca el resultado.
El Dharma es el viento estelar que mueve los planetas y que hincha las velas del corazón del maestro, llevándole a navegar por océanos ignotos, en lo más profundo y remoto
del corazón de los hombres. Su navío es tu refugio y en la fuerza de sus velas se atraviesan todas las tormentas, hasta que puedas atracar en el puerto seguro de la eternidad del Ser.
Krishnadas Acarya
Amar
Amar no es un error. Amar es el clamor del alma, que grita desde la garganta del corazón, en donde se abisma el universo.
Amar es el pan nuestro y cada día su ración se acorta; porque perdido en la razón y el deber, hace mengua de lengua pura y no conocerá otra dulzura oculta en las palabras; y hablará tan solo de tener.
Este es singular padecer que al alma todo mal augura, en la prealba insegura de los sentidos. Queja dura por lo perdido, aunque nunca fue barrido el desierto, ni contadas las estrellas. Pero el querer, querer teniendo, hace que perdiendo la cordura, la mente inestable, impura, sueñe con ser dueña del viento; cuando el amor es el mar.
Los sentidos navegan en lo superficial del amor empujados por el viento de la lujuria, mas solo aquel que encuentra las profundas corrientes del mar, escapa del temporal, sumergido en las emociones más puras. Aquellas que, como perlas oscuras, encierra la concha dura de la irrealidad.
Krishnadas Acarya
Mis últimas palabras
Nunca dejé de soñar en mitad de lo mediocre, no pudo el color ocre del desencanto pintar mi alma. Aun existo, soy el mismo ser que se ha visto envuelto en grandes batallas, las que enaltecieron al héroe en la contienda y las que derrotaron al hombre en el corazón. No encuentro otra razón a mi desaliento salvo la fatiga de haberme perdido entre guerras, el consuelo de la paz. Quiero creer que todavía no se han dicho mis últimas palabras, que aquellos que me aguardan sepan que partí a lejanas tierras, navegando en el océano del corazón hasta el puerto de mi alma. Que todo viaje de ida tiene otro de regreso en el universo. Volveré para escribir nuevos versos y encontrarme con los míos nuevamente, que son todos aquellos que me trajo la corriente de la vida hasta mi molino de emociones, para mover la cadente rueda de los días, llenos de aciertos y errores.
No me recreo ni en estos ni en aquellos, ni busco la gloria, ni pido perdón porque me quedé sin mejillas. Voy de viaje hasta la orilla de los desencantos, para recoger los restos del naufragio del tiempo, y convertido el desaliento en viento nuevo para mi vela, empujar la carabela que me lleve, solo Dios sabe, hasta sus brazos. Que nadie me aguarde, que nadie me vele, llegaré de repente, envuelto en mi presencia o en la bruma de los sueños, nadie puede recortar el tiempo salvo el amor que convertido en puente, puede cruzar cualquier abismo. Incluso el más profundo, el de mi mismo.
Krishnadas Acarya
La Flor de Luna
La Flor de Luna se cierra por años y sólo florece una vez con la luna llena. Lo hace de noche, cuando las flores vulgares se pliegan. Los conformistas buscan margaritas, los sabios que cultivan la paciencia, Flor de Luna... Lo sé porque una vez fui una, en el jardín de mi maestro.
Krishnadas Acarya
La costumbre
Me habitué a vivir en esta extraña suerte de tranquila infelicidad y ser y existir sin sentir la emoción plena que mi alma anhela. Pero es que su sueño no deja de ser una quimera, una ilusión, una lenta sucesión de días que proyecta vertiginosamente el ocaso de mi vida en el blanco de mis sienes. Todo fue tan rápido, todo pasó tan lento, y aunque no me arrepiento de la vida que dupliqué en mi descendencia, ni en la sosegada cadencia de ternura que raramente recibí en alguna caricia, ello ya no me basta.
Se que sacrifiqué todo por un sueño de amor ajeno, por no dejar sobre el terreno una ilusión; fui capaz de dar lo mejor de mi para que otro tuviera lo mejor de su sueño. Esa fue la forma de amor que me ofreció la vida y en la que yo ofrendé mi ser al Ser de Amor Supremo en Su palabra. Pero tener un amor mas seguro y con menos poesía, no bastaba, porque nunca vi feliz la mirada aquella, que en este amor costumbre se consumía en la lumbre del fuego del hogar. Y su permanente querella en las pupilas y la lágrima y la queja de que aquello no era suficiente, terminó por acrecentar la brecha, y dejé de nadar contracorriente para dejarme arrastrar por ella en las arrugas de mi frente.
Necesito al fin la soledad, sí, la soledad placentera, para buscar entre las cenizas de mi vida un ascua prendida que me vuelva a mostrar la frontera, enamorar de mis anhelos, aquellos que dejé tirados por los suelos del palacio de mi cuerpo, cuando me puse a caminar despacio. No necesito a nadie, me necesito a mi para encontrarme, para abrazarme y reconocerme, para sentir que aun quedan restos de vida que palpita en el humor de mis venas, rompiendo cadenas en mi alma.
Para encarar la muerte que me dará la vida, cuando en mi última partida, caiga mi rey blanco frente a la dama negra, del tiempo, mi adversario. Cuando quede vacío el escenario, y se apaguen los luceros locos de mi cielo, quiero tener el consuelo de morir como poeta, empuñando la espada del guerrero, y el báculo del maestro.
Krishnadas Acarya
La lluvia
Cuando llueve con mucha fuerza a veces el agua se filtra en el interior de las casas. En unas el agua lo hace por el tejado que tiene tejas sueltas, en otras por las ventanas que no encajan, y aun por la puerta principal sus ranuras dejan pasar el agua. Las vías de entrada son múltiples, mas el agua una sola. Cuando hay una duda en la instrucción del maestro, que es como el agua, estas son porque cada devoto tiene abierta una ranura diferente en el ego por donde se filtra el agua. Mejor es salir a la calle, fuera del ego, y dejarse empapar por completo con la lluvia. Solo así se conoce el agua.
Cuando quieres entender la instrucción en forma parcial es como recoger el agua de una gotera en un cubo y después analizar. No hay nada misterioso en ella, si salieras fuera de la casa lo entenderías.
Krishnadas Acarya
Salgo del hechizo
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Salgo del hechizo, rompo por fin la cadena, y si esta ilusión me condena, otra realidad me libera. Busco a Dios antes que nada y en el refugio de su voz, siento como me llama. He dado mis obediencias a la vida, puse mi cabeza en la tierra para pedir perdón por las heridas que llevo abiertas, si la presencia de estas añadieron dolor a otro dolor. Me humillo y Dios me ensalza, y no quedará al final en la balanza mas que el amor, que en cualquier medida siempre es lo que a todo hombre alcanza para librarle de la muerte, para darle nuevas esperanzas.
No me debo ya a otra misión que la de hacer nueva la vida, para que curada de una vez y para siempre mi vieja herida, deje a un lado la fatiga del viaje, entrando de regreso por la puerta de mi hogar. Hablaré de Dios y de ninguna otra cosa, la renunciación será mi nueva esposa, ya no puedo ser sino maestro sin dejar de ser discípulo. No buscaré nuevas quimeras, ni cruzaré la frontera nuevamente para explorar viejas tierras. Ya tengo lo que vine a buscar, viajé desde mis anhelos al Centro Supremo donde todo deseo reside en su forma pura. Soy nueva criatura, el pasado ya no está.
El miedo
Vivimos arracimados en una esfera azul, que desespera de soledad en mitad de las estrellas. Nada parece sostenernos y nuestra vida, ingrávida como el planeta, pasa ante nuestros ojos mostrándonos la ferocidad del tiempo en sus despojos de historia. Lo único verdaderamente contemporáneo que existe es la muerte que se hace presente en cada instante. Un miedo colectivo se hizo hueco furtivo en la mente del hombre. Despedimos, desde el albor de los tiempos, con fúnebres ceremonias a los muertos y tapamos el espejo de los días para que la muerte no nos deje su tarjeta de visita en forma de arrugas. Y el miedo siempre presente, asustado en el pasado y temeroso del futuro hace que el hoy se muestre inseguro. Religiones colectivas para grandes mayorías, cultos secretos y ocultismo, sectarismo fanático que busca en la exacerbación de la fe, un camino rápido para huir del miedo a la brevedad de la vida, haciendo de una muerte breve y suicida, la medicina implacable para huir de la agonía de mi mismo, promesa inalcanzable de otros días interminables. Todos buscan un remedio casero, perdidos como están, en mitad del universo para sus males.
No hay nada que temer, todo se va a desvanecer ante ti cuando comprendas, que eres un sueño de eternidad cubierto por la pesadilla del tic tac, verdadero "Big Ban" que cubrió tu consciencia en otro tiempo. Toma asiento en tu alma suprema , déjate mecer por las olas de los eones del firmamento.
Siendo humano como tú, he vivido y muerto en mi desconcierto de encarnaciones, buscando cumplir las estaciones del alma. Ahora por fin, reconocido en mis recuerdos, se lo que soy, lo que quiero. Soy el silencio que queda después de decir te quiero, la mirada en tus ojos vestidos de estrellas, el puro y solo sentimiento, el anhelo. Mi álbum se cierra al fin, terminó mi destierro.
Krishnadas Acarya
jueves, 2 de junio de 2011
La fama...
La fama o la infamia no son cosas pretendidas por el alma. La lengua lisonjera es la trampa donde el orgullo cae para ser devorado por la envidia
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