Soy poeta furtivo y robo a la luz de la luna llena, divertido, en el jardín de Cupido, corazones mientras duerme. Bebo entonces de sus fuentes, afluentes de emociones donde nadan peces de razones contra la corriente. Y yo me río entonces en el río contemplando el sin sentido de aquellos que viniendo del océano de la vida remontan la corriente, salmones de la muerte, para morir tratando de saltar cataratas de tiempo, que arrojan razones muertas en la playa desierta de la eternidad. Así robo para la libertad ictíneos personajes disfrazados con sus trajes de argumento, con mi anzuelo sentimiento y un cebo de poema. Alcanza luego la vida plena, aquella alma que, cautiva en mi red, la poesía devuelve otra vez al agua para, mecida por la corriente del Creador, dejarse arrastrar hacia el mar, por la melodía hecha rumor de olas de un mar de amor rompiendo en la playa de la vida y sus arenas ilusorias. Soy furtivo de memorias perdidas en la arena, sanador de viejas penas, heridas por donde se desangra todo hombre en ausencia del poeta.
Enviado desde mi BlackBerry® de Fundación Dharma
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