Páginas

martes, 24 de junio de 2014

La Vieja Máquina de Escribir.

La vieja máquina de escribir dicen que está rota. ¡Seré idiota! y yo que no dejo de escribir tu nombre en ella. Golpeo sus teclas con un amor de pianista, componiendo letra a letra, una sinfonía inacabada de te quieros. Melodía que se desgarra en las aristas de mi tiempo. Una campana de emociones me advierte de que llegué al final del renglón de la separación en donde habito. Y gira entonces el tambor de un nuevo amor, movido por la palanca de tu recuerdo y otro invierno de silencios ausentes de tu voz yo pasaré. Tomaré café de ensueños de bohemia, y volveré nuevamente a la academia de tus labios, donde palacios de marfil esconden todas las palabras de amor que encierran las almas del universo. Y en el espejo cóncavo de tu mirada de miel, buscaré la caricia de la piel de tu alma de papel, en mi vieja máquina de escribir; allí en la buhardilla de la soledad que me evoca la cinta que gira loca, impregnada con la tinta del amor que te juré.

Enviado desde mi smartphone BlackBerry 10.

viernes, 20 de junio de 2014

La Puerta.

Un día estando confiada mi alma en su casa, dejó sin querer la puerta abierta; y una ráfaga de miradas de viento penetró en ella, revolviéndolo todo. Lo hizo con dolo, buscando causar el mayor daño en el corazón de rebaño donde duerme el hombre. Apagó el fuego del hogar y lo dejó a oscuras, ataduras sutiles mostraron visibles sus cuerdas de imposibles calendarios. El mundo tangible desapareció. Luego el viento se marchó y escuché a lo lejos el llanto de todos mis viejos alejarse con él. La cárcel de mis deseos se rompe, y el lugar donde se esconde el verdadero ser, se revela. La casa de la moneda donde vive el ego, no es morada ni asiento de sosiego. Dejó por descuido la puerta abierta, y hoy nunca me olvido, que no hay que cerrarla, que la espalda de la vida son los días pasados, que la falsedad se te aproxima siempre de costado, que caminando hacia ti mi Dios, cualquier dirección me lleva.

Enviado desde mi smartphone BlackBerry 10.

Os Dejo mis Palabras.

Ahora que el lejano tiempo está a punto de ser pasado, dejo en mi costado una herida abierta con sus dos lenguas de fuego. Ayer fue un hasta luego y hoy hasta mañana. Renacerá la calma nuevamente y un futuro de emociones se hará presente y mis palabras, afluentes de un solo corazón, os dejaré. Palabras para quien quiera caminar con ellas, cucuruchos de sílabas para tomar mientras recorres el parque lóbrego de la vida. No tengo mayor herencia para dejar. Vengo de un extraño lugar, de cabalgar un sueño, de una carga de nostalgia contra huestes del infierno. El invierno de emociones pasará, porque la realidad la construyen tus anhelos, alcanzarás lejanos cielos simplemente por hablar de amor.

Enviado desde mi smartphone BlackBerry 10.

miércoles, 18 de junio de 2014

El Viejo Piano.

Mi corazón es un viejo piano hecho con madera de anhelos del alma. Teclas blancas de esperanza, teclas negras de desconsuelo. Fuiste nube reflejada en mi laguna mientras la movía el viento, y yo jugaba a ser tu dueño. Siempre tan cerca y a la vez tan lejos. Eres oceánica luna que se esconde en el mar de mi desierto. Permanecer despierto es mi tortura y dormir es desconcierto buscándote en mis sueños. El piano sigue sonando, mientras notas, que son gotas de universo, salpican el papel pautado de mis sueños. Esta playa se me antoja, siendo hombre en su derrota de los días, imposible rebeldía para defender, es demasiado grande, como la orilla de mi ayer, y yo tan sólo soy en el hoy, un alma pequeña y vieja. El diapasón que duerme acunado en su tic tac, me dice que la soledad es efímera como las mareas, que la reja del tiempo tiene barrotes blandos, que llegué andando descalzo y por el mismo atajo de la muerte partiré. Tengo un corazón de cola, donde noventa teclas de emociones me desbordan y compongo melodías con silencios de los días en clave de asombro, mientras cargo sobre mis hombros tu impronunciable nombre.

Enviado desde mi smartphone BlackBerry 10.

jueves, 12 de junio de 2014

Promesas

Pronto habré cumplido todas mis promesas y regresaré en ese entonces a las estrellas del ayer envuelto en polvo del olvido. Todo recobrará sentido otra vez, y la languidez humana que me habita, quedará marchita en su jarrón de porcelana. Ayer, hoy y mañana se diluyen y un eterno presente, afluente de emociones, se instala en mi corazón. La razón es ya sola devoción de amarte, y cada instante perdido una carta amarilla de amor, desteñida de tu recuerdo. De cuanto fui, no me acuerdo, pero es la esperanza nueva que me habita cuando se acaba este destierro, quien palpita en mi viejo corazón con nuevos y eternos sentimientos.

Enviado desde mi smartphone BlackBerry 10.

domingo, 8 de junio de 2014

Soñar

Si puedo soñar porqué sucumbir a la fría realidad. Si mi amor se escapa ya por las rendijas por donde los rayos del sol me gritan con voces de luz, con largos y silentes dedos de destellos acarician mis blancos cabellos, invitándome a marchar junto a él. Qué mal puede alcanzarme, cuando cruce la frontera, y dejando atrás esta tierra de quimeras, me recueste a soñar sobre tu pecho de universo. El breve lapso de este tiempo se desangra por la herida de los días. Ya no busco salidas materiales, ahora lo sé, que no hay lugares perfectos, salvo aquellos donde moran los afectos del alma. Ya pronto tendré la calma de mis sueños. Habla entonces de mi cuanto quieras, ruido de la noche, alimañas nocturnas del bosque oscuro, filosofía de los búhos que envidian y niegan a la vez la luz. Me voy, ahora que ya pasó la tormenta, ya nada aleja mi nave de su rumbo, sucumbo feliz y fecundo en el mundo de mis sueños, aquellos que solo tienen a Dios como su único dueño. No quiero vivir para siempre, quiero morir enamorado nuevamente, como antaño, porque ascendiendo un solo peldaño en el amor, morirá mi cuerpo de hombre, pero amor será mi nombre en la eternidad.

Enviado desde mi smartphone BlackBerry 10.

El Viejo Café

Y quedé, nuevamente, mirando absorto el viejo cuadro aquel, torcida languidez de paisaje, que cuelga desigual de la pared. Y pedí otro café bien caliente de recuerdos, y bebía a sorbos cortos, cadentes, entre soplos de añoranza, las melodías del viejo pianista del rincón que se mezclan como azucarillos de notas en mi taza. De repente empezó a llover nuevamente, y quise ver tu silueta levemente dibujada, deformada tu sonrisa por el agua sobre el cristal. Luego limpié con mi mano el vaho del escaparate, y el disparate de mis anhelos se desvaneció, el humo de la taza jugó su baza dándole vida al vapor de nuestro ayer. Tú, ya hace mucho que no te asomas, mojada de arte, cargando con tus cuadernos de artista, para tomar el té con pastas de prisas; llegada de cualquier parte, como la brisa, de pintar estático el movimiento de la ciudad. Ya soy demasiado mayor, no puedo ver con claridad, y mientras te sigo aguardando entre mis versos de poeta, ya no sé quien está más muerto de los dos. El viejo café encierra entre sus mesas asépticas de mármol blanco, la respuesta. El camarero parece que nunca me ve, y ya hace mucho que no me pasa la cuenta. Y yo, sigo viniendo a diario, consumiendo un calendario de amor cotidiano, y sigo tomando el mismo café mientras escribo tu nombre entre mis notas, y una gota gaviota, buscando su libertad, resbala cuello abajo, de todas las botellas de cristal que duermen de humedad en el centro de las mesas, sobre lápidas de mármol blanco que les sirven de dura cuna. Y sobre todas y cada una he dejado escrito mi epitafio... Tal y como te amé por vez primera, aún te sigo amando. Siempre te estaré esperando en el viejo café.

Enviado desde mi smartphone BlackBerry 10.

Quedar Atrás

Nada se deja atrás, tu amor sigue pegado a mi con mi propio aliento. Es imposible poner distancia a los sueños. Siempre nos alcanzan al caer la vigía de los párpados, y al nacer un nuevo día dardos de luz me despiertan soñando en ti, y así el amor soñado pasa a ser pensado, como una luna que mengua en la noche escoltada en el derroche de estrellas vivas, alimentadas por el fantasma de una luz ya muerta hace tantos años. Ya no estás como esas luminarias del cielo, pero te sigo viviendo en mis recuerdos y en el presente cierto de cuanto veo. Vives en la luz como vive el universo, vives respirando en mí aunque digan que has muerto.

Enviado desde mi smartphone BlackBerry 10.