Pronto habré cumplido todas mis promesas y regresaré en ese entonces a las estrellas del ayer envuelto en polvo del olvido. Todo recobrará sentido otra vez, y la languidez humana que me habita, quedará marchita en su jarrón de porcelana. Ayer, hoy y mañana se diluyen y un eterno presente, afluente de emociones, se instala en mi corazón. La razón es ya sola devoción de amarte, y cada instante perdido una carta amarilla de amor, desteñida de tu recuerdo. De cuanto fui, no me acuerdo, pero es la esperanza nueva que me habita cuando se acaba este destierro, quien palpita en mi viejo corazón con nuevos y eternos sentimientos.
Enviado desde mi smartphone BlackBerry 10.
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