Si puedo soñar porqué sucumbir a la fría realidad. Si mi amor se escapa ya por las rendijas por donde los rayos del sol me gritan con voces de luz, con largos y silentes dedos de destellos acarician mis blancos cabellos, invitándome a marchar junto a él. Qué mal puede alcanzarme, cuando cruce la frontera, y dejando atrás esta tierra de quimeras, me recueste a soñar sobre tu pecho de universo. El breve lapso de este tiempo se desangra por la herida de los días. Ya no busco salidas materiales, ahora lo sé, que no hay lugares perfectos, salvo aquellos donde moran los afectos del alma. Ya pronto tendré la calma de mis sueños. Habla entonces de mi cuanto quieras, ruido de la noche, alimañas nocturnas del bosque oscuro, filosofía de los búhos que envidian y niegan a la vez la luz. Me voy, ahora que ya pasó la tormenta, ya nada aleja mi nave de su rumbo, sucumbo feliz y fecundo en el mundo de mis sueños, aquellos que solo tienen a Dios como su único dueño. No quiero vivir para siempre, quiero morir enamorado nuevamente, como antaño, porque ascendiendo un solo peldaño en el amor, morirá mi cuerpo de hombre, pero amor será mi nombre en la eternidad.
Enviado desde mi smartphone BlackBerry 10.
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