Disfruto de cada palabra, de cada canción, no renuncio a la emoción que blanco sobre negro, pone nombre propio a los recuerdos que atesora mi alma. No guardo rencor, porque se destiñó con el color de mi último estandarte. Mi corazón es mi baluarte y si amarga fue la vida, dulce es la muerte siempre en mi partida. No hay herida más gloriosa que la del amor, y hoy en mi ocaso de guerrero, mis cicatrices me traen un mundo nuevo porque todas fueron hechas en su nombre. Nadie me robará jamás este corazón de hombre ni esta alma de soldado, ni el espíritu enamorado que mueve y obliga sus latidos. Ni puedo tener a mi lado a quien trate de robarme, no mis posesiones, nada tengo, sino los lírios del jardín de mi poesía, ese bosque de árboles de palabras, de frutos de cristal de "bohemia" , bajo cuya sombra escribo. ¿Cómo decirle adiós al olvido?, si ya olvidando recuerdo lo que he sido. Olvidando que fui tiempo recuerdo el otrora eterno aliento de mi alma. ¡Que feliz tesoro! encierra la taberna poética donde me embriago de emociones. No precisa de alagos este vino, que vino a calmar mi sed, en el destierro, porque nadie lo puede catar, ya que sólo este paladar disfruta la cosecha de mi paso por la tierra.
Disfruto de cada palabra, de cada poema, canción, novela, cuento o teatro y esta letra de emoción, con sangre no entra aunque siento que me desangro en ella. ¿A quién ofende el poeta? ¿Por qué tanto clamor?. Yo sólo tengo el calor de las llamas de mi ser que comenzaron a arder sobre la hojarasca del tiempo, hoguera de planetas, humo de firmamentos que se lleva el viento cósmico. Pero la vulgaridad nunca fue abrigo mas que para el cuerpo y el frío ya cala tus huesos de nuevo.El amor es río y yo me río en mi delirio de escritor, porque teniendo un corazón de dedal quiso Dios por su capricho, que todo ese torrente y sus riberas, cupiera en él, y fuera nicho eterno para su corriente. Reposa en palabras silentes que sobre mi mente duermen y como lotos hunden sus raíces desde mi blanca frente hasta el oculto torrente de mi corazón. Nunca hablaré de ti, ante Dios te lo prometo, porque siempre hablaba de Él, autor de emociones, escritor supremo de mi personaje. No soy escritor, tan solo me leo. ¿Aún no lo entiendes?. Soy lector del amor que encierro. La poesía una vez escrita es siempre un plagio que comete la mente sobre la obra que se encierra dentro del corazón. El universo es la gran biblioteca de Dios.
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