Si con la muerte de los héroes se alcanza la gloria, entonces la memoria del hombre es el infierno por donde se precipitan, en abismos de olvido, todos los ríos de su estéril sangre. ¿Qué importa tu interior? Hay un destino superior, un deber que cumplir , más no existirá otro haber que el de la postrera lágrima que tus ojos derramen. Siempre queda el pasado amarillo de un libro de historia, para mayor gloria de bibliotecarios, mientras el hombre, hipotecario del tiempo, vende sus mañanas como si fueran presentes sin aprender nada de las voces del ayer, que gritaron libertad para ganar la tierra estéril que los mercaderes siguen vendiendo. Reinos sin rey, repúblicas de plata, naciones sin gobierno presididas por avaros coronados con honor de hojalata. Taberneros palaciegos que rompen cántaros de sueños con embriagador vino de la viña donde pisaron las uvas de los sacrificados. Pueblo sin cultura formado, no educado, ducados de falsa ciencia arrogante, poetas amordazados; y cautivo el arte, reza en alguna parte desde el corazón de un niño, a quien la última abuela, de alguna lejana tierra, le contó con cariño, la leyenda de aquellos héroes. Y él, al quedarse dormido, desde el corazón de nido del universo, será escuchado y un nuevo soldado galopará campos de estrellas para pelear por él otra vez...
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