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domingo, 31 de mayo de 2015

Bruma.

He nacido de la bruma, espuma que perfuma la orilla del universo. Humo que adquiere todas las formas por algún extraño encantamiento. Fue mi cuna una noria, donde la vanagloria humana se medía en la alcancía exigua de los sentimientos. Canciones y cuentos, moralejas añejas para invocar arrepentimientos tempranos. Nací cómo soldado para pelear en vano, al hombre ya no le mueven los sueños, lo descubrí después, con el pasar de los años. El cuerpo se consume y el ego presume hasta el último momento de una heredad que nunca tuvo dueño. Nací para la soledad, para vivir una edad que no es la mía, para terminar una partida donde otro que no soy yo, repartió las cartas antes de que pudiera caminar arrastrando una espada de madera. La peor guerra que libré fue la paz doméstica que con su rutina de migajas de pan me ahoga el alma en la pertinaz rutina de un crepúsculo, allí donde nunca termina de amanecer.

Enviado desde mi smartphone BlackBerry 10.

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