Te amo, no es nada extraño ni nuevo. Te amé en el tiempo, en cada tic del péndulo implacable del reloj del universo, en cada tac y aun en cada uno de los silencios entre ambos. ¿Qué puedo hacer yo? Si soy un alma a cuerda, la que nunca recuerda que solo tú tienes la llave. Giran las manecillas locas y mi corazón se alborota en tu recuerdo, aunque muchas veces no entienda tu lenguaje. Será que tu hablas en eones, y yo gasté mis dones en este idioma vulgar. Tu diccionario es un calendario porque solo se te entiende con el tiempo. El mío, en cambio, es muy sencillo, está encuadernado entre los dos pasillos de mi cuerpo, pasado y presente, tan solo tiene una página marcada con una lágrima de amor y una sola palabra escrita, un solo nombre, el tuyo, que hace que este hombre se parezca a Dios. ¡Basta ya de palabras! Tan solo, si te acuerdas, dame cuerda de nuevo cuando tu me quieras.
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