No es el tiempo sino la prisa de tu enemigo. El deseo de poseer todo en un momento sin dar lugar al asiento del sosiego en la conciencia. Entras furtivo en el corazón mas guiado por la prisa de los sentidos, has perdido el nido y obtendrás el caparazón. La concha que encierra todo para si en su íntimo contenido sensual, protegiendo simplemente una perla, frente al nido que alberga la vida, que cuida de la vida, que te da la vida. Las perlas hacen disfrutar a los sentidos, pero están muertas....
El nido esta vivo, es la vida. ¡Que pena!, ¡que desperdicio!, ¡que maldita prisa! la del hombre y sus costumbres.
Krishnadas Acarya
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