Los beneficios de estar en una relación de pareja son tan alabados que llegamos a creer que el amor es el antídoto para todo lo que nos aqueja. Existe la promesa de que la vida será completa, maravillosa y sumamente gratificante. Nos convencemos de que las viejas heridas se cerrarán y las inseguridades se curarán.
Todos tenemos áreas de vulnerabilidad y en cierto nivel, todos albergamos viejas heridas. Es verdad que el amor es un proceso especial de conexión, de intenso interés y generosidad, pero no representa una solución para los problemas internos. El amor puede ser una de las mayores experiencias de la vida, pero no es la vida misma. Es maravilloso sentirse unido a otra persona como si fueran una sola, pero nunca es literalmente cierto. Por estrecha, afectuosa o intensa que sean una relación o un matrimonio. Ambos siguen siendo individuos, además de pareja.
Lamentablemente, todos crecemos bajo la influencia de fuerzas culturales y sociales que nos llevan a buscar estrategias que aumenten nuestra autoestima. Muchas de esas estrategias tienen un valor dudoso, y otras llegan a ser peligrosas y contraproducentes. Por ejemplo, tradicionalmente a los hombres se les hacia creer que el dinero y el éxito económico los haría sentir valiosos, a las mujeres, se les hacía creer que el hecho de ser amadas y de casarse se les garantizaría ilimitados beneficios.
Si bien tanto el dinero con el matrimonio son, sin duda, deseables, no son antídotos para el dolor producido por las viejas heridas y decepciones. Es importante comprender que la responsabilidad de curarse está en un mismo. Una pareja puede brindar apoyo y, en efecto, puede curar el dolor de un corazón sufriente, pero no puede borrar experiencias pasadas que quizás provocaron sentimientos de inseguridad e inadecuación.
Cuando sobrecargamos a nuestra apareja con expectativas, invariablemente nos decepcionamos y nuestra pareja se resiente. Tales esperanzas son fantasías contraproducentes y raras veces nos producen alivio. Por otra parte, aun cuando la relación con nuestra pareja aparentemente nos haga sentir mejor con nosotros mismos, los buenos sentimientos deben estar incorporados en nuestro interior paras ser duraderos. Si estas actitudes y esos sentimientos positivos no se internalizan, lo único que habremos hecho será conferir un inmenso poder a nuestra pareja, y si esta se marcha, quedamos solos y despojados de una imagen saludable. En última instancia, debemos hallar la capacidad y el coraje de mirarnos con actitud positiva. Debemos aprender, primero, a querernos a nosotros mismos, de otro modo, nunca nos sentiremos realmente dignos ni seremos capaces de amar de verdad a otra persona.
Krishnadas Acarya
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