El entusiasmo es el fruto perecedero de la pasión. La felicidad el fruto eterno del amor. Es fácil entusiarmarse, pero muy difícil ser feliz a no ser que se resida en la cálida sencillez de las relaciones que el alma atesora. El amor es constancia, la pasión como la lluvia, pasa, aún después de haber llovido a mares
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