Cuatro errores, y después una cadena de rencores que proyecta tus viejas heridas en los demás, hace que el amor se pierda sin apenas darle una oportunidad para volver a empezar. Navegarás en los horrores del mar de la soledad, donde ballenas de orgullo engullen bancos de palabras, peces de la nada, que respiran con branquias de grandilocuencia intelectual. Yo soy así, gritará tu capitán, tratando de arponear otro cetáceo inútil, que como a un Jonás estéril te acabará por tragar. ¿Porqué navegar en el tiempo tortuoso, sucesión de olas de desencuentros?. Ya no seré pasajero de ese carguero de lamentos nunca más; que arroja, por el humo negro de sus chimeneas, viejos y amargos recuerdos mezclados con hollín de palabras crueles. Renuncio a los laureles de mi ego. Ya recorrí ese barco entero, desde la proa hasta la popa, ahora soy gaviota y seré feliz...
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