Me gritaron loco, los muy cuerdos de remate, porque no dejo que me ate su soga tejida en disparates. Que no se debe soñar, que se proscriba la poesía, que el poeta es un loco, que sólo sueña fantasías. Por eso suelta alas cada vez que abre la boca, y equivoca el buen juicio, mejor prejuicio, del vicio social del conformismo, teñido con barniz de desencantos. Que le pongan la camisa de fuerza de la escuela, que lo saque de su error la universidad, que viva el horror de la soledad, disfrazado de apariencias. La filosofía es una majadería, el arte que se mantenga a parte, y se reemplace por malabarismos mentales de intelectuales mediocres. Hoy me llamaste loko con k nuevamente, y pensé que era verdad, porque la locura de esta soledad lo cura todo, porque es locura el amar y tengo kilos de amor para entregarte.
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