Hoy ya no es ayer. Ni será mañana, entonces, sino la postrer sombra lejana, que proyecta en mi pensamiento, Aquél que dio, entera forma a la curvatura del universo, donde todo se transforma, para que yo comprenda ahora, y en este verso, que toda felicidad demora en llegar, y que toda la arquitectura de esa singular curvatura, la conocí antes y por entero, en la sencilla forma, que se asomaba dibujada, en tus labios
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