La vida es un armario de disfraces que la naturaleza diseña, para aquellos que son capaces de fingir. Los deseos marcan tendencia y se pierde la paciencia tratando de sobrevivir con el roce de sus costuras sobre el alma. El ego es un desastre como sastre, y ninguna de sus medidas encajan. No hay ni un sólo traje que se pueda llevar a gusto, porque la libertad, llegados a este punto, resultó ser nudista, y no modista barata de convencionalismos sociales.
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