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domingo, 9 de octubre de 2011

El Cielo

El cielo comienza en el suelo que tienes que pisar. No estás ahí abajo sino en el primer peldaño, del trabajo de la eternidad. La vida no es casualidad sino el ánimo de Dios manifiesto en su voluntad creadora. Sigue ascendiendo en la escalera horizontal del conocimiento, y no llegarás a ninguna parte. No existe ciencia o arte que te lleve a la comprensión íntima, de la ínfima parte de Dios. Sube ascendiendo en la nube de tu amor, dejando que el viento de los afectos ilimitados del universo manifiesto, te arrastre; mientras aquella lejana estrella te hace un guiño, titilante gesto de complicidad. Cruzarás entonces cuarenta puertas que para ti deje abiertas camino a mi soledad. Remontarás río arriba en el tiempo sideral, y cruzará tu ser el Arco Celestial de Jana. Serás bienvenido a la Casa de la Sabiduría, donde ancestrales maestros de viejos y nuevos afectos, te ayudarán en tus anhelos, mostrándote la senda que marca la salida, hacía la puerta perdida que cruzaste aquel lejano día, camino al libre albedrío de tu ensoñación. Yo seguiré aquí, aguardando en la estación, contemplando el viejo vagón desvencijado de mi cuerpo, en la vía muerta de la muerte, esperando a la locomotora del amor perdido. Aquél, que habiendo hecho nido en el cobijo de mis actos, me acerque cada día, un poco más a Dios.

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